lunes, 21 de marzo de 2011

60 HEPTASÍLABOS DEL "COLE"


Hoy me pongo a contar
sesenta veces siete,
con versos de escolar
que perdió sus juguetes.

A, b, c, d, e, f, g,
h, i, j, k,
el pasado que fue
y ya nunca será.

L, m, n, ñ, o,
p, q, r, s, t,
la cruz de no ser yo
la sombra de tu pie.

U, v, w,
x, y, z,
ese pecado innoble
de amar una silueta.

Con alfa, beta, gamma
me enseñaron un griego
que no se habla en la cama
del tercer ojo ciego.

Declinando en latín
"rosa-rosas-rosae",
la nostalgia es el fin
de otra tarde que cae.

Y a la hora del recreo
los niños malos juegan
al juego del "veo-veo"
con la gallina ciega.

Saltemos a la comba
-que sí, que sí, que no-,
en mi pecho una bomba
que nadie apretó.

1, 2, 3, 4,
5, 6, 7, 8,
si el mundo es un teatro,
Dios debe ser Pinocho.

9, 10,11, 12,
13, 14, 15,
mi corazón a voces
se duele de un esguince.

16, 17,
18, 19,
el frío que se mete
en mi piel cuando llueve.

Y 23 por 3,
69 son;
de frente y al revés,
¡qué multiplicación!

Problemas de ecuaciones,
una "X" es la incógnita,
una cruz de pasiones
que el alma deja atónita.

Pero ya suena el timbre,
de la cuestión, el quid:
con semejantes mimbres
no aprendí a ser feliz.

La clase que termina,
acaba aquí la cuenta,
un verso más y, mira,
me salen ya 60.

Escuela de la vida, lunes, 9 de la mañana.