viernes, 11 de mayo de 2012

COPLAS DE CORAZÓN QUEBRADO

Se fue febrero bisiesto
con sus días de dïario
y sus domingos festivos;
marzo viene con lo puesto,
en el blog no hay comentarios
y yo ya apenas escribo.

La vida, casi otro tanto,
sin novedad en el frente,
brigadier:
ando curado de espanto
y enfermo por accidente
al nacer.

Se dice que el mundo es ancho,
pero mi senda es estrecha
y tortuosa;
estos papeles que mancho
afean mi mano derecha
y otras cosas.

Aunque el paso de los años
tiene cierto lado amable,
en esencia,
se aprende a no hacerse daño
y a no sentirse culpable
de inocencia.

También se calma y sosiega
la vil búsqueda del clímax,
con sus trampas;
Cupido no tira a ciegas
ni las mujeres me timan
con estampas.

Sin embargo, la verdad,
es que el tiempo es un maestro
más bien malo,
que te dice con la edad
"yo todo te lo demuestro,
pero a palos."

Y, así, los años que corren
traen vinagre a las heridas
que no sanan,
y no hay memoria que borre
las ocasiones perdidas
ni las ganas.

Porque, al fin, uno se ve
más ingenuo que inocente,
quizás tonto;
tras el ayer que no fue,
vino luego el día siguiente,
mal y pronto.

No me calmo ni sosiego
y sigo haciendo el primo
con las damas;
Cupido, igual que a un ciego,
me hace caer en el timo
de las camas.

Y, así, en implacable guerra
con la paz de la derrota,
voy tirando;
soy ése que siempre yerra,
siempre en la primera gota
naufragando.

Esperando tiempos peores
en mi vida que es esclava
de los miedos,
caigo en los mismos errores,
¡con cuánta razón cantaba
José Alfredo!