martes, 27 de febrero de 2018

MIS HIJOS

Murieron luego mis padres,
Dios en el cielo los tenga,
porque no vuelvan acá,
y a engendrar más hijos vuelvan.
Paco Quevedo.


Tal vez mis padres sean abüelos,
pero mi hermano nunca será tío.
"Pues, sí, son para mí los caramelos,
y, no, señora, que no es mío el crío".

No quiero ser quien el dolor injerte,
que no imponga jamás -¡jamás!-  mi mano
la condena a vivir que es esta muerte
anunciada y que llaman ser humano.

No dejes, Dios, que, igual que tú, cometa
el pecado esencial y aún irredento
de confundir amor con egoísmo.

Líbrame de que tenga como meta
conseguir extender el sufrimiento
para añadir más vértigo al abismo.

domingo, 11 de febrero de 2018

POEMA AL DESPERTAR

Buenos días, mundo amargo,
en otra mañana gris,
dejo el nocturno letargo
con un pis.

Cada aurora me despierto
rodeado por tu red,
atrapado en el desierto
de la sed.

Te sobran miedos y penas,
te faltan miles de risas,
tal vez tengas que fumar
yerbaluisa.

Esto de hacerse viejo
es mucho más que peor,
el que veo en el espejo
no soy yo.

Buenos días, mundo extraño,
también tienes corazón
y a veces me das un baño
de ilusión.

Trae calor que deshiele
los claveles del jardín,
que no digan por la tele
que es el fin.

Dame un "te quiero" caduco
que dure más que el dolor,
deja que me salga el truco
del amor.

Buenos días, mundo errado,
gira y gira en tu ballet.
Aquí sigo, al otro lado
de internet.

Estos versos son mis pasos
que no saben dónde ir,
dando vueltas al fracaso
de vivir.

Si me llevas al cinema
de los finales felices,
te regalaré un poema
con perdices.

Vuelve a vestirme de largo
los sueños en que creía.
Buenos días, mundo amargo,
todavía.