miércoles, 14 de marzo de 2018

LAMENTOS ENCADENADOS

Aquí sigo, sangrando por la herida,
medio muerto, viviendo como ajena
la vida que me dicen que es mi vida.

No es lo de aquel "umbrío por la pena",
mas suelo tontear con la desdicha
que vacía una jarra medio llena.

Hace diez años que no muevo ficha,
tal vez sea por eso que a menudo
siento que a mi existir le falta chicha.

Soy un tipo que duda y mientras dudo
quedo varado sin seguir camino,
pensando en lo que no fue, pero pudo.

Soy el seco y extraño convecino
que hasta ese día nunca dio problemas.
-"Ni siquiera tomaba ni un mal vino".

-"Qué raro que anduviera en esos temas".
Sorpresa general del vecindario:
-"¡Quién lo iba a decir! ¿También poemas?"

Mientras tanto desvirgo el calendario
con el preservativo y marcha atrás:
¡es tan embarazoso lo ordinario!

Por lo demás, no tengo un "además"
que me redima un poco la existencia,
mi pasado es ejemplo de un "jamás".

Y así voy manteniendo la apariencia
-todo va bien, aún no hay malas noticias-.
Cada día amanece por Valencia
y anochece al final por las Galicias.