Mueren en el baúl de los secretos
las rimas que no escribo por pereza
y las musas que adornan mi tristeza
ya no saben vestirse de sonetos.
Encallada en trillados vericuetos,
va, sin ningún pudor y con franqueza,
la nostalgia perdiendo su belleza
según pasan los años tan discretos.
Pobre idiota al que engañan y se engaña,
ebrio de torpe sentimentalismo,
en mi cabeza un niño se enfurruña.
Buscando una salida a esta maraña,
vivo exiliado dentro de mí mismo,
cual español fugado a Cataluña.