miércoles, 12 de octubre de 2022

SENTIR SIN PENSAR/ PURO Y SUCIO

 SENTIR SIN PENSAR

“Algunos lunes de los últimos días de noviembre, o de principios de diciembre, se tiene la sensación, sobre todo si uno es soltero, de estar en el corredor de la muerte.” (Comienzo de la novela “Aniquilación”, de Michel Houellebecq).

“¡Ding-dong!, las seis de la mañana.”
“Pon el reloj/ a la hora de los locos de atar.”

(“Seis de la mañana” y “Locos de atar”. (Joaquín Ramón Martínez).


Un alarido de alarma
desde el móvil me desarma
sueño y sueños,
levantándome a patadas,
tan esclavo que de nada
soy el dueño.

Las luces en las ventanas
a las seis de la mañana
de los lunes,
la dura realidad
ordenando sin piedad
que te ayune.

Esta hiel del día a día
en coches por la autovía
que me vierte
en el curro como a un reo
en el último paseo
a la muerte.

Pero, entre este vil paisaje,
de repente, en mí, tu imagen
se tatúa.
Y, aun siendo una artimaña,
el dolor que me acompaña
se atenúa.

Que, aunque Cupido me asusta,
quiero pensar que me gustas.
Todavía
dudo en llamarle querer
a este sentir sin saber
qué sabría.

Llena el alma de hierbajos,
voy camino de un trabajo
con que logro
las monedas que le paguen
a una rubia en un Volkswagen
lo que compro.

En mi peli de terror,
respirando entre el dolor
y el cansancio.
Mientras de otros es la vida,
con migajas mal roídas
yo me sacio.

Pues, aunque ya las muchachas
ahora no me emborrachan
con sus mostos,
a veces, el alma acucia
con más calores que en Murcia
en agosto.

Pero, entre este vil paisaje,
de repente, en mí, tu imagen
se presenta.
Y, aún siendo solo un truco,
si en tus ojos me acurruco,
no hay afrentas.

Y, aunque Cupido me asusta,
quiero pensar que me gustas.
¡Madre, mía!,
no sé si llamar querer
a este sentir sin saber
qué sería.

Cuando hasta el verano falla
y las olas, en la playa,
se atraviesan,
sin buscar, finjo que hallo
tu sol entre tanto orvallo
que no cesa.

Y, aunque Cupido me asusta,
quiero pensar que me gustas.
¡Qué osadía
querer llamarle querer
a este sentir sin saber
por cobardía!

Tu nombre logra que vuele
con esa “u” entre la ele
y la pe.
Y tu presencia resulta
la respuesta a la pregunta
“¿para qué?”

Como Cupido es un tipo
con el que lo mismo flipo
que me asusta,
por no tenerte que amar
quiero sentir sin pensar
que me gustas.

Y, aunque Cupido me asusta,
quiero pensar que me gustas.
¡Es tan vano
querer llamarle querer
a este sentir sin saber
cotidiano!
Las entelequias y el miedo
van en “Rodríguez Loredo”
de la mano.



PURO Y SUCIO

Corrí, esperé, al cruzarte en la calzada
me llevé con el coche más de un susto;
disimulaba, con un gesto adusto,
mi alegría estruendosa, mas callada.

Llegué a variar por ti cada jornada,
andando a veces con el tiempo justo,
a fin de tropezarte, por el gusto
de verte, sin pedirte a cambio nada.

Me bastaba con eso, con tu venda,
como un alivio casi doloroso,
para seguir teniendo en pie mi tienda.

Ignoraba, tan ciego y candoroso,
que todo cuánto para mí era ofrenda  
para ti fuera puro y sucio acoso.

 

CAFÉ, LECHE Y MAGDALENAS

 "Quizá exista una melancolía especial de los supermercados"
"Mira las luces, amor mío". Annie Ernaux.


Ayer vi malos modales
en los del supermercado:
no me aceptaron un vale,
en el tique que me han dado
hay dos precios desiguales,
va el cambio mal calculado
y, en vez de tu nombre, sale
"hoy le atiende Mari Agrado".

Van tres meses que no estás
en caja ni en frutería,
no hay ofertas y, además,
no reponen las "María".
Sin saber dónde andarás,
todo es una porquería:
es el zumo un aguarrás,
los refrescos son lejía.

Y, aunque sigo siendo un cliente
que por ti compra la luna,
no queda cajera alguna
que me venda suficiente.
Desde que te fuiste, siente
pánico mi corazón,
ha subido la inflación
y en el "súper" solo hay gente.


Ansioso por ver tu vista,
como un lobo te he buscado,
tratando de hallar tu pista
en otros supermercados,
por si un cambio oportunista
te ocultó de mis recados.
Sin ti, la compra, en mi lista,
es un folio emborronado.

Mas no hay ningún indicio
de tu chaqueta con nombre.
¿Te cansaste del oficio
de alimentar corazones?
Corazones, como el mío,
que añoren un uniforme,
que con un amor ficticio
subsistan y se conformen.

Y, aunque sigo siendo un cliente
que te compraría el sol,
no hay cajera en overol
que me venda suficiente.
Desde que te fuiste siente
pánico mi corazón,
se dispara la inflación
y en la cola solo hay gente.


¿Qué pasó, qué pudo ser?
¿Por qué aquí ya no trabajas?
¿Qué Dios o qué Lucifer
marcó así nuestra baraja?
Quizá vayas a volver
y tan solo estás de baja
o te hartaste de perder
el reloj tras una caja.

¿Cómo hacer la tarde buena
sin que tu falta me ocupe?
Mientras en "Youtube" aún suena
la canción "Reina del súper",
leo en un tique la pena
que el pasado vil me escupe:
"café, leche y magdalenas,
hoy le atiende Guadalupe".

Y, aunque sigo siendo un cliente
que te compraría el cielo,
no hay cajera a ras del suelo
que me venda suficiente.
Desde que te fuiste siente
pánico mi corazón,
se dispara la inflación
y en el “súper” solo hay gente.

ELEGÍA A LA MUERTE DE MI ILUSIÓN

Es difícil poner alguna fecha
cuando no existe lápida ni tumba
donde llorar con mi alma contrahecha.

Bajo el eco de que algo se derrumba
müere la ilusión sin calendario,
ni siquiera parece que me incumba.

Entre hojas repetidas en un diario
donde los años pasan en semanas,
se fraguó una derrota ante notario.

Al ciclo de las noches, las mañanas
y las tardes aquellas de Machado,
cada vez se le ven muescas más planas.

Todo parece andar equivocado,
nada ni nadie es nunca suficiente,
la vida debe estar en otro lado.

No entiendo los afanes de la gente,
¿para qué tanto esfuerzo sin motivo?
Hay en este sentirme diferente

un arrepentimiento de estar vivo,
una sima, una cárcel, una herida,
algo que no se lee en lo que escribo.

Si alguna vez también pensé la vida
como digna de un nombre tal que ese,
¿qué fue de aquella etapa, hoy perdida?

¿Del sentir el amor sin que existiese,
del esperar sin más que la esperanza
y del cantar, le pese a quien le pese?

Hoy que la dicha apenas si me alcanza
para un café en el bar de alguna esquina,
cualquier peli, algún "audio", cierta chanza

que disfrace un instante la rutina,
la nostalgia que invade mis neuronas
me sirve de veneno y medicina.

¿Cómo demonios lo hacen las personas,
esas con que me cruzo por la calle,
raros seres venidos de otras zonas?

¿Qué originó que en mí la vida falle?
¿Fue un error imposible de arreglar
o acaso me olvidé de algún detalle?

Solo sé que por fecha a mi pesar
he de poner la de hoy porque es ahora
cada vez que simulo no llorar.

Y aunque mi ojo con lágrimas no llora,
por lápida ya tengo las pupilas
en donde la tristeza se me escora.

Y por tumba tú, mente que cavilas,
enredando despojos de aflicciones
con sus interminables retahílas.

Porque suelen tener los corazones
mil causas para que la vida duela,
pronto de nada sirven las razones:                  
ha muerto mi ilusión y esta es su esquela.

domingo, 20 de febrero de 2022

QUINCALLA EN DÉCIMAS

RIPIOS DE MEDIO PELO

Con elegancia fingida
y ripios de medio pelo,
mi décima emprende el vuelo
sin dirección conocida.
¿Por quién será leída
y en qué exacta situación?
¿Qué lejana habitación
mis rimas cobijará?
Un verso nos unirá
a ti y a mí sin razón.



PIÑA COLADA

Tomando piña colada
en la arena de Maldivas,
me imagino en mis furtivas
ilusiones de almohada.
Mientras, todo queda en nada
al tic-tac del calendario:
mucho hueco en el almario,
sexo -sólo en la sesera-
y otro ripio que va fuera
por no rezar el rosario.



EMPIEZA

Ni demos muchos traspiés,
ni, menos, gato por liebre,
ni el hilo se desenhebre,
ni uno y uno sumen tres,
ni temamos un después,
ni se vengue la tristeza,
ni soñemos con cabeza,
ni amarillee nuestro blog,
ni se nos coma el smog,
ahora que todo empieza.



CONVOCATORIA (SIN VOCACIÓN)

Mi imaginación maldigo
por no ser nada ingeniosa,
porque no hago ya más cosa
que estar viéndome el ombligo.
Poema a poema, sigo
dando vueltas a la noria,
contando siempre esta historia
(Fátima, Eva, Lupe, Andrea...)
de un corazón que catea
en cada convocatoria.



QUINCALLA

No pierde nunca ocasión,
mi musa que no se calla,
para soltar su quincalla
con rimas de quita y pon.
Ta-ta-ta-chin-tan-chin-pon,
que la cosa es hacer ruido
y, al cabo, todo es sonido,
por si va y pita la flauta
que hipnotice a alguna incauta
seguidora de Cupido.

POR METERME EN JARDINES DE POETAS

Por meterme en jardines de poetas,
intentaré plantar aquí un soneto
y, si no salen flores, será un seto
que haga sombra en el blog a tantas setas.

Sin seguir vademécums ni recetas,
a la buena de Dios afronto el reto,
aunque, para acabar este cuarteto,
admito que he mirado dos chuletas.

Después de consultar a la almohada
y observar un nublado atardecer,
no se me ocurre mucho más que nada.

Y esa nada bastante me va a ser,
pues la cosa estará finiquitada
cuando este verso acabe de poner.

martes, 18 de enero de 2022

DÉCIMAS DE OCASIÓN

 I. 

Cual me trajo donde estoy,
me llevará a no sé dónde
esta vida que me esconde
lo que seré en lo que soy.
Mientras, a día de hoy,
sigo perdido en quimeras
y atrapado en mis fronteras,
entre calmas y bajones
que vienen dando empujones
con ráfagas pasajeras.



II.

Con ráfagas pasajeras,
sopla este viento del sur
desperdigando a su albur
las hojas más pendencieras.
Pero, el aire, en tus caderas,
con gran demora se lía
rozando con picardía
volúmenes y perfiles
(encarnaciones febriles):
eres del viento, y no mía.



III.

Dando a este año un adiós,
se va diciembre y, en éstas,
vendrá, con su cuesta a cuestas,
enero del veintidós.
Llegará, el pobre, con tos
de una COVID malcurada
con vacuna improvisada,
esta inflación tremebunda,
el Sporting en segunda
y Lupe aún no olvidada.



IV.


En la estación del invierno,
los trenes pasan de largo
para este amor con letargo
que se esconde en un cuaderno.
Aunque mandé todo al cuerno
(a la mierda los estetas),
con décimas o cuartetas,
tengo el vicio todavía
de creer que hago poesía
al soñarte en mis libretas.



V.

De decirle lo que he dicho
en mis rimas anteriores,
la musa de mis amores,
¿no me mandaría al nicho?
Pensaría “¡qué mal bicho!,
otro más mal de la o...,
que llora porque no fo...,
un demente, un trastornado
que me escribe un pareado
con tal de meter la po...”.

DESPUÉS DE TODO

 (∂ + m) ψ = 0
(Ecuación de Dirac).​




Me despierto con la helada
y su escozor matutino;
enroscado en la almohada,
me das abrazos de lino.

Esta ausencia que es tenerte
aquí, en mi alma, aunque tan lejos:
a una distancia de muerte,
de espejismos y de espejos.

Los caminos que no llevan
mi urgencia hasta tu ambulancia:
el miedo hace que me atreva
a vivir en la ignorancia.

Y aunque el amor me presagia
muchos dolores de aurículas,
sueño aún con esa magia
que hace unirse a las partículas.

Y, después
de todo esto que es nada y que soy yo,
queda sólo un pensamiento,
queda sólo una ilusión.
Ya lo ves,
queda sólo un sentimiento
cuando llega este momento
de vaciarme el corazón
hasta el último rincón.
Y, sin Dios ni Belcebú,
ya no existe más que tú
en toda la creación.


Las miradas con que ato
mi deseo a tu figura,
mientras construyo un relato
de mala literatura.

La pasión que no te doy,
salvo en sueños y poemas;
el tacto, cuando me voy,
de las huellas de tus yemas.

Me pregunto qué harás mientras
vives tan ajena a mí.
Si me buscas, no me encuentras
porque estoy pensando en ti.

Y aunque el amor, más que un lujo,
sea un engaño semántico,
sueño aún con el embrujo
del entrelazado cuántico.

Y, después
de todo esto que es todo, incluso yo,
queda sólo un sentimiento
queda sólo una intención.
Ya lo ves,
queda sólo un pensamiento
cuando llega este momento
de vaciarme el corazón
hasta el último bastión.
Y, sin Dios ni Lucifer,
sólo tú, no hay otro ser
en toda la creación.


…Y al vaciarme el corazón
hasta el último renglón,
ya sin Dios ni Satanás,
sólo tú, no hay nadie más,
pones letra a mi canción.

APOCALIPSIS DE OFICINA

  "Pasar la vida como un pez en una pecera. Y acabar en una bolsa de plástico". (De la película "Le hérisson").​



    Haz montañas de puras nimiedades,
    a lo bueno, si es bueno, ponle pegas,
    nunca des más que mucho, si te entregas
    (el cielo del amor tiene su Hades).

    Sospecha, teme a las casualidades,
    huye del imprevisto, que va a ciegas,
    por no pasarte, asume que no llegas,
    ¡alto!, guarda la ropa y jamás nades.

    Porque un desastre negro y absoluto
    amenaza al doblar cualquier esquina
    o a la hora del próximo minuto.

    Mas, luego —apocalipsis de oficina—
    el error, la catástrofe y el luto
    lo son el calendario y su rutina.