domingo, 23 de mayo de 2021

BOTAS AMARILLAS

Lo que siempre soñé, lo que deploro,
lo que quise vivir, lo que he vivido,
lo que no pudo ser y lo que añoro."
Eratalia.


Muchas tardes se anidaron,
se anidaron en su pelo y en sus labios.

"En el muelle de San Blas", Maná.



Te recuerdo como eras
en tercero de carrera,
hace veinte años o más. 
Te sentabas muy alante,
yo a tu izquierda, ya distante,
y dos filas por detrás.

Nada sabías de mí,
yo sabía sobre ti
que me gustaste en primero.
Y tres cursos duran poco
cuando eres joven y loco
y anhelas decir "te quiero".

Entre Recursos Humanos,
Sociología y tus manos
entregadas a escribir,
me pasé cientos de clases
esperando que pasase
lo que no iba a ocurrir.

Unas botas amarillas
con falda de flores lilas;
en el cabello, una pinza,
a la espalda, una mochila
muy pequeña...
Son recuerdos de unos años
que sin tiempo se quedaron,
pero a veces me repaso
y hay un corazón cansado 
que te sueña.

Una vez nos sucedió
que un autobús nos juntó
en dos asientos contiguos.
Hubo apenas un saludo,
tú..., no sé, mi yo no pudo
con fantasmas muy antiguos.

Otra vez, logré apañarme
para, a lo tonto, sentarme,
en el aula, tras de ti.
Porque queda sensiblero
no diré nada más, pero
¡lo que aquel día sentí!

Y sin saber nunca nada
-a través de la almohada
jamás llegan los mensajes-
me diste duelos diversos,
espejismos y estos versos
sobre el miedo y sus chantajes.

Tardes en la facultad,
los apuntes, soledad,
el verano, Navidad,
exámenes y además
siempre tú...
Son recuerdos de unos años
que sin tiempo se quedaron,
pero a veces me repaso
y hay un corazón marcado 
con tu cruz.

Hoy en internet te hallé:
marido e hijos, ya sé
que el tiempo todo lo explica.
Aún dolerás muchas veces,
pero ya no te pareces
para nada a aquella chica

con las botas amarillas
y falda de flores lilas;
en el cabello, una pinza,
a la espalda, una mochila
muy pequeña...
Y hay solamente unos años
que sin tiempo se quedaron,
aunque cuando hago repaso
sienta un corazón cansado 
que te sueña.

La pasión con cobardía
no es pasión, y sólo es mía
la sombra donde te pierdo.
Y guardo en mi imaginario
un amor deficitario
que gime cuando recuerdo

tardes en la facultad,
los apuntes, soledad,
el verano, Navidad,
exámenes y además
siempre tú...
Pero son sólo unos años
que sin tiempo se quedaron,
aunque cuando hago el pasado
sienta un corazón tachado
con tu cruz.

Y nunca -no hubo manera-
terminé aquella carrera,
como digo,
con casi todo aprobado,
y el primer "no presentado"
fue contigo.

CONTRA EL PARQUET

La infame maquinaria del trabajo
me come, vomitándome dolor;
la vida, así mirada desde abajo,
se ve por un cristal con mal color.

Me aparto sin remedio de la gente
-ni siquiera le escribo a Emejota-,
el terror del futuro está presente
¡y cuánto tarda la última derrota!

El joven que era yo, en estos momentos,
apenas reconoce mi carnet,
mas sigo aún bebiéndome los vientos

de esa chica por horas de internet,
que cada noche (a mí y a tantos cientos)
me mancha el corazón, luego el parquet.