Cada día, me sobra más el día,
cada noche, la noche es más la noche,
no hay cuestión que no sea algún reproche
ni esperanza que llegue y no esté fría.
Los sueños que buscaban la belleza
se han vuelto prohibitivos viejos lujos,
y los que me conocen, sin tapujos,
huyen de mi dramática tristeza.
Todo es superfluo y tan banal... Las cosas
que han y que no han pasado, y que me marcan,
son en el fondo asuntos muy triviales.
No es necesario el verso o grandes prosas,
menos de dos palabras las abarcan,
dan risa, en el recreo, a los chavales.