martes, 27 de febrero de 2018

MIS HIJOS

Murieron luego mis padres,
Dios en el cielo los tenga,
porque no vuelvan acá,
y a engendrar más hijos vuelvan.
Paco Quevedo.


Tal vez mis padres sean abüelos,
pero mi hermano nunca será tío.
"Pues, sí, son para mí los caramelos,
y, no, señora, que no es mío el crío".

No quiero ser quien el dolor injerte,
que no imponga jamás -¡jamás!-  mi mano
la condena a vivir que es esta muerte
anunciada y que llaman ser humano.

No dejes, Dios, que, igual que tú, cometa
el pecado esencial y aún irredento
de confundir amor con egoísmo.

Líbrame de que tenga como meta
conseguir extender el sufrimiento
para añadir más vértigo al abismo.

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