La infame maquinaria del trabajo
me come, vomitándome dolor;
la vida, así mirada desde abajo,
se ve por un cristal con mal color.
me come, vomitándome dolor;
la vida, así mirada desde abajo,
se ve por un cristal con mal color.
Me aparto sin remedio de la gente
-ni siquiera le escribo a Emejota-,
el terror del futuro está presente
¡y cuánto tarda la última derrota!
El joven que era yo, en estos momentos,
apenas reconoce mi carnet,
mas sigo aún bebiéndome los vientos
de esa chica por horas de internet,
que cada noche (a mí y a tantos cientos)
me mancha el corazón, luego el parquet.
3 comentarios:
Veo que los ánimos te han dado, al menos, para seguir publicando aquí.
Me alegro de encontrar un lugar donde leerte y de que haya algo nuevo escrito.
Y no te preocupes por Emejota, seguro que ella lo entiende.
Eres como un fantasma, pululando y comentando por el caserón de mi desolado blog.
Uhhhh... pero ni llevo sábana ni arrastro cadenas.
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