y, en la campaña,
se afanan los políticos
con sus patrañas,
que el que no miente
es tal vez porque calla
ante la gente.
Prometen maravillas
y es su manejo
el de viles donjuanes
que, en su cortejo,
no tienen tope,
sin moral y sin ética
que los arrope.
Mientras, el elector,
¡pobre votante!,
duda y se pregunta,
interrogante,
¿y yo a quién voto?,
si soy sólo el que nunca
sale en la foto.
Me suben los impuestos,
bajan los sueldos,
mientras se comen todo
y sus regüeldos
con burla lanzan,
nuestra realidad a ellos
no los alcanza.
Cada nueva jornada,
todos los días,
falsedades con bulos
e hipocresías
sueltan con sorna,
el don de la honradez
no los adorna.
PSOE, Izquierda Unida,
todo es PP,
Podemos, Ciudadanos
y el UPYD,
todos de acuerdo
en que quieren ganar,
sólo yo pierdo.
Y es que, al final, la cosa
es decidir
quién quieres que mande
en tu vivir,
buscarse un amo,
saber escoger bien
qué mano lamo.
Y ni siquiera es eso
lo verdadero:
los políticos sirven
al dios dinero,
arrodillados,
sometidos al yugo
de los mercados.
Queda sólo elegir
entre lo malo,
te dan lo que te quitan
como regalo,
por ti deciden
y ni siquiera es tuyo
el voto que piden.
La libertad no existe,
somos esclavos
cada vez aún más presos,
si atamos cabos.
¿Voto o no voto?
Quizá mejor me cubro
La Bonoloto.
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