lunes, 4 de abril de 2016

ME CANTAN LAS CUARENTA

"Tienes miedo. Esperas... Esperas que deje de llover."
(De la película "Un hombre que duerme", de Bernard Queysanne).

A mi edad soy veinteañero,
pero por partida doble:
joven aún para ser viejo,
viejo ya para ser joven.

En el tute que me enfrenta
a muerte contra la vida,
hoy me cantan las cuarenta
primaveras ya perdidas.

Un mareo de relojes:
cuatro décadas, ocho lustros,
veinte bienios, diez mil noches
con quinientos plenilunios.

A mi edad quiere el espejo
que me falte y que me sobre:
joven aún para ser viejo,
viejo ya para ser joven.

De estos años quedan sólo
un pasado que me pesa,
un futuro que es "tampoco"
y un presente sin presencia.

Rutinarias apatías,
desconsuelos a granel
y contadas alegrías
(lleve dos y pague tres).

Y, no obstante, estoy aquí,
tal vez no todo fue mal,
aunque lo de ser yo en mí,
no lo he visto en nadie más.

Pues, si duele, no me quejo
de que los años me roben:
de joven yo ya era viejo,
un viejo que no fue joven.

Pero siento que me atacan,
con su lenta y sutil merma,
los achaques que me achacan
los doctores que me enferman.

Sólo espero, ya vencido,
que, tras el tiempo y su valla,
falte menos de lo habido,
por más que sea lo que aún haya.

La calva tiñe mis canas,
la barba oculta mis dudas,
las cosquillas de mis ganas
las maquillan mis arrugas.

A mi edad ya doy consejos
y es "usted" mi primer nombre:
joven aún para ser viejo,
viejo ya para ser joven.

A mi edad, aunque lo adorne,
solamente me queda esto:
no saber qué es ser un joven
y acabar de hacerme un viejo.

2 comentarios:

Eva Margarita Escobar Sierra dijo...

Hola Me ha encantado esta poesía. Es real, graciosa, alegre. Demuestra una gran agilidad mental y una gracia especial para escribirla.

Me gusta, seguiré visitándote con frecuencia.

Un abrazo, Eva

Eratalia dijo...

De vez en cuando paso y me la leo. Es auténticamente una joyita.
Como todas las tuyas.