Ya no estoy para estar donde no estuve,
mi época se esfumó en el calendario,
porque vivir se escribe con dos uves
y yo me extravié por el diccionario.
Los trenes que perdí, ahora me arrollan,
mi presente es pasado sin futuro,
la realidad son las paranoias
de un loco con reloj y sin seguro.
Hoy mi alma es un otoño del que abusa
el invierno inminente que me acusa
de hurtar las primaveras al verano.
Y el tiempo ni se para ni se excusa:
las hijas de las madres que amé en vano
me ven ya como quien ve a un anciano.
Rehabilitación, julio de 2010.
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