Aquí estoy, si es que estoy, yendo
camino a ningún rincón
por turismo.
Una vez más escribiendo,
sin más, la misma versión
de mí mismo.
Amanece y amenaza
la mañana en el parchís
de la vida:
malas cartas y otra baza
perdida, otra tarde gris
se suicida.
Noche tras noche, los días
son las semanas con meses
de mis años:
tristezas para alegrías,
venturas entre reveses,
curas, daños...
Por lo demás, nada nuevo,
sin contar lo que va mal,
todo bien,
con mis bolsos donde llevo
polvo y recuerdos, igual
tú también...
Y estoy sin estar, siendo
un fantasma de excursión
al abismo.
Una vez más escribiendo
este horrendo y triste guión
de mí mismo.
Cada día salgo de casa
y vuelvo sin tener ni idea
de a dónde voy;
sólo sé que el tiempo pasa
y aún sigo siendo lo que sea
que ya no soy.
El pasado es siempre ahora
y el presente es un heraldo
del futuro.
Oferta para señora:
amor a precio de saldo,
gris e impuro.
Sí, heme aquí, con mucho cuento
y sin nada interesante
que contar;
aunque suene bien el viento,
lo siento, mas no es bastante
con rimar.
Mientras sigue el mundo ahí,
entre defunciones, partos
y bautismos,
un cuarto y mitad de mí,
que son, sin serlo, tres cuartos
de lo mismo.
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