e impone su monopolio
la amargura,
muy lentamente embadurno,
con versos, la cal de un folio,
¡qué negrura!
Pero no me sale nada
con belleza y sentimiento,
con hondura;
mi mente es una explanada
nevada, un vacío al viento,
¡qué blancura!
Entonces, pienso y cavilo
en mi vida de rutina
y cordura,
siguiendo siempre el mismo hilo,
monótona y anodina,
¡qué grisura!
Al fin, por entretenerme,
sobre la bragueta excavo
con premura,
y sin poder contenerme
le doy placer a mi nabo,
¡qué verdura!
No hay comentarios:
Publicar un comentario