No sé de qué escribir, por eso escribo
que escribo que no sé de qué escribir.
Si de escribir tuviera que vivir,
no estaría esto escrito ni yo vivo.
Pero vivo y escribo y me prohíbo
(por más que no me guste prohibir)
no escribir cuanto pueda concebir,
y todo escribo como lo concibo.
Así que sigo, escribe que te escribe,
aunque haya a quien no guste lo que escriba,
pues no habrá paladar que me prohíba.
Y seguiré escribiendo, mientras viva,
sobre este mundo y cómo lo concibe
el alma que en mi cuerpo escribe y vive.
1 comentario:
Escribe, escribe... Que yo te leo.
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