domingo, 2 de agosto de 2015

Sesenta y cuatro días para el otoño

Ando dándole vueltas a qué hacer con el fondo,
si cerrarlo ya el jueves, aunque me dé muy poco.
Incluso con la "fisio", sigo igual, no mejoro,
van a quedarme así, la muñeca y el codo.

Ya se me hizo costumbre lo de caminar solo,
sólo es más de lo mismo, pero, a pesar de todo,
alguna vez aún sueño que, de salvarme, hay modo,
aunque me dé pereza hasta pedir socorro.

El poema de mi vida se vuelve mudo y sordo,
con ripios de relleno, las estrofas compongo.
Lavé el coche y el alma se me cubre de polvo.
Me llega, como un eco, la vida de los otros.

Mientras tanto, aquí sigo, con los números rojos
de las noches perdidas, del ocaso hasta el orto.
Ahora iré a comer. Según dice el periódico,
faltan sesenta y cuatro días para el otoño.

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